Ándome ya un poco mayor, pero no cabe duda de que esta vida tiene constantes sorpresas apostadas en los minutos, en las horas que siguen desarrollando su singladura en nuestro tiempo, en nuestros días, en nuestro deambular cotidiano.
Que sorpresa puede ser más agradable, para este “escolar”, que el normal aprendizaje, que la perfecta transmisión de conocimientos de una persona a otra, que la enseñanza de la comunicación que tanto y tanto me atrae.
La sorpresa tiene nombre y apellido, José Hermida, de profesión comunicador, comunicador con quién sea y sobre lo que sea, titiritero de la palabra y Sensei de la expresión, el cual y como un auténtico huracán de conocimientos ha tenido a bien transmitirme una parte de todo ese montón de guiños a las relaciones humanas, porque está claro que la comunicación no es ni más ni menos que la fina línea que nos separa de la etología zoológica.
Gracias a sus enseñanzas he conseguido afianzar mi línea, reforzando su frágil contextura y confiriéndome mayor capacidad para saber diferenciarme de esos otros géneros y especies.
Por mi profesión creía que me había encontrado con todo tipo de personas, pero me faltaba alguien …..
…. el que representa al equilibrio del trato
José Manuel Gallego
sábado, 6 de enero de 2007
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