Steve Jobs lo ha vuelto a hacer. Por algo en EEUU le llaman el mejor vendedor de la Tierra. Ha convertido en el abanderado de la nueva era tecnológica a una empresa que fabricaba ordenadores absolutamente minoritarios e incompatibles con todos los demás.
Vende reproductores de música digital que cuestan el doble que cualquier otro aunque no suenen el doble de bien pero son más bonitos, eso sí. Y ahora, ha vuelto a montar el taco con el iPhone.
Este fin de semana varios anuncios de TV dieron la buena nueva a los norteamericanos: la fecha de lanzamiento del teléfono-iPod-cámara-navegador ( la máquina de Dios , la han bautizado algunos medios) será el 29 de junio. Es decir, dentro del plazo anunciado por la empresa, después de los retrasos del AppleTV y del Leopard, el nuevo sistema operativo de los ordenadores Macintosh. Y la locura se ha desatado.
Tanto Apple como su socio en esta aventura, AT&T, han asegurado haber recibido más de un millón de peticiones de información. Los centros comerciales hablan de una expectación propia de las nuevas consolas de videojuegos, que suelen salir en Navidad. Ayer, Apple se disparó el 2,5% en el Nasdaq como reacción a esta euforia.
La cuestión para los medios norteamericanos es si esta euforia está justificada o no. Jobs tiene como objetivo declarado hacerse con el 1% del mercado mundial de teléfonos móviles (10 millones de unidades). Si esta ansiedad se traduce en ventas equiparables, no tendrá dificultades en conseguirlo. Además, el propio presidente de Apple está alimentando esta expectación con gestos teatrales como sacar brevemente un iPhone de su pantalón y volverlo a guardar inmediatamente en una conferencia la semana pasada.
Cualquiera que sean sus expectativas sobre el iPhone, probablemente son demasiado bajas , asegura Randall Stephenson, consejero delegado de AT&T, para quien el nuevo aparato cambiará las reglas del juego y alterará la forma de fijar los precios . Lo cierto es que, según los expertos, Apple ha lanzado el producto en el momento justo, después de que la industria lleve cinco años buscando la mejor forma de combinar el móvil y el ordenador.
Grandes incertidumbres
Sin embargo, hay serias dudas, incluso dentro de la propia Apple, según algunos medios. La primera incertidumbre viene del precio: 499 dólares la versión de 4 gigas y 599 la de 8 gigas. En segundo lugar, Apple ha hecho una apuesta muy fuerte con AT&T que puede salirle mal. El teléfono (en EEUU) sólo funcionará con este operador, y exige un período de permanencia de dos años.
AT&T Wireless (la antigua Singular), líder en móvil en EEUU, puede volver a poner tierra de por medio con su principal rival, Verizon. Pero es posible que Apple haya pagado un precio excesivo por entrar en un negocio que no conoce. Se había especulado con que iba a lanzar versiones del iPhone libres, con contrato o tarjeta, pero ayer la empresa lo desmintió. Sólo está la opción AT&T. Y además, sólo se venderá en las tiendas de Apple o AT&T, en ningún sitio más. Todo o nada.
En tercer lugar, está un diseño y forma de usar absolutamente revolucionario. Los usuarios del iPod saben que su manejo no tiene nada que ver con cualquier otro reproductor de MP3; pues el del iPhone tampoco tendrá nada que ver con los teléfonos convencionales. Eso puede desanimar a muchos compradores, porque manejar tantas funciones de una forma compleja el iPhone no tiene teclado- puede ser agotador para muchos.
Claro que hay otros que pueden perder mucho más con la llegada del iPhone. Por ejemplo, Motorola y otros fabricantes de teléfonos corrientes . O más directamente Research in Motion, fabricante de la Blackberry, el único aparato parecido a lo que será el iPhone. No en vano, esta empresa se desplomó el día en que Jobs anunció su juguetito. Desde el lado de las operadoras, la más vulnerable es Sprint Nextel, si AT&T crece tanto con los contratos del iPhone como con la rebaja de precios que podrá aplicar a los modelos convencionales para captar nuevos clientes. Y, finalmente, el eterno rival de Jobs, Bill Gates. El iPhone puede poner en peligro el sistema Windows Mobile que actualmente utilizan las Palm y las Blackberry.
Fuente: Ainhoa Giménez, Bolságora. El Economista.
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