sábado, 16 de junio de 2007

La "contrapublicidad" gana adeptos entre los "antisistema"


La contrapublicidad, también conocida como subvertising, es decir, subversión más advertising, se está imponiendo entre los seguidores de los movimientos antisistema. Se trata de un modo alternativo de difundir los problemas sociales y de criticar el consumismo y los medios de comunicación.

Este nuevo método "contrapublicitario" consiste en realizar parodias o juegos de palabras basados en anuncios de grandes marcas. Hay tres tipos de contrapublicidad: por un lado está la artística, que simplemente ejemplifica de manera curiosa el spot; por otro está la contracultural, basada en denunciar el tipo de sociedad de consumo en que nos movemos; y una tercera, que es la que persigue un fin concreto.

El mayor problema con el que los contrapublicitarios se suelen encontrar es que con sus obras pueden producir el efecto contrario al deseado, es decir, que se provoque ruido alrededor de la marca que parodian o critican, lo que ayuda más a promocionarla que a dañarla.

Dentro de los diferentes colectivos que podemos encontrar dedicados a la contrapublicidad se encuentra la estadounidense Adbusters Media Fundation, de corte profundamente anticonsumista pero que tiene el gran problema de que se ha convertido en una verdadera multinacional de la contrapublicidad.

Según Isabel Rodríguez, miembro del Observatori de Resistences i Subcultures, "son muy yanquis en sus planteamientos, así como un poco contradictorios, ya que reproducen muchos de los elementos que critican".

En España hay multitud de organizaciones anticonsumo, pero quizá la más conocida sea "Malababa", un proyecto cofundado por las organizaciones Consume Hasta Morir, Sabotaje contra el capital Pasándolo Pipa y el Observatori de Resistentces i Subcultures.

Malababa es una revista, un certamen de contrapublicidad y un grupo de gente con ganas de pasarlo bien y cambiar el mundo, según propia autodefinición. De hecho, recientemente se organizó el certamen contrapublicitario de Malababa, en el que participaron más de 400 personas colgando sus trabajos en internet.

Los métodos de la contrapublicidad han sido también utilizados por diversas agencias, puesto que son frescos y divertidos y juegan con patrones que resultarían imposibles en una campaña tradicional. "Si hay un anunciante detrás, son ejercicios bastante inteligentes siempre que además de notoriedad consigan comunicar valores o mensajes de la marca", comenta Marta Palencia, directora de servicios al cliente de Sra. Rushmore.

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